Hoy comentamos la publicación que hace Contreras E. del diario el Economista donde nos habla sobre como se endurecerán las condiciones a la hora de solicitar financiación.
La futura regulación bancaria de capital siembra preocupación entre las empresas. Basilea, el marco que rige cuánta solvencia deben acopiar las entidades en función de los riesgos que asumen, endurecerá los recargos en su versión ‘IV’, sobre todo, cuanto menor sea la calidad crediticia del cliente.
En un país de pymes como España, donde ninguna tienen rating de calificación externo que permita al banco amortiguar el requerimiento regulatorio, el miedo es que acabará encareciendo y restringiendo la financiación en el peor momento. Llueve sobre mojado porque a la desaceleración económica y una inflación desbocada que aumentará sus costes se suma la cronoescalada del euríbor en previsión de que el Banco Central Europeo (BCE) eleve los tipos de interés que ya está traduciéndose en financiaciones más onerosas.
La inquietud coincide además cuando la propia banca ha confesado al BCE que endurecerá los criterios para financiar a empresas y hogares durante el segundo trimestre del año debido al impacto de la crisis energética y la guerra en Ucrania. En la última Encuesta sobre Préstamos Bancarios divulgada por el supervisor las entidades revelan que ya lo hicieron en el primer trimestre y denegaron, incluso, más operaciones, sobre todo a pymes.
Ante este panorama las empresas se movilizan. La CEOE (Confederación Española de Organizaciones Empresariales) ha aprovechado la negociación del paquete bancario, que debería aprobarse en octubre y cuya aplicación será gradual hasta 2025, para urgir cambios a la Comisión Europea, alertando de que perjudicará a España porque el grueso del tejido productivo son pymes y una restricción del crédito cuando aún debe recuperar la actividad perdida por la pandemia del Covid amenaza también el empleo que generan.
La normativa bautizada como ‘Basilea IV‘ no es otra cosa que completar el marco de capital Basilea III aprobado en 2010, pero en su última versión se endurece con la pretensión de que la banca sea más resiliente ante las crisis. «Cuánto mayores sean los requisitos de capital, las tasas de interés/cargos que nuestras empresas deben afrontar serán más altos y, por lo tanto, se reduce la capacidad de invertir en nuevos proyectos y de cubrir los riesgos financieros», alerta la CEOE en el documento remitido a Bruselas para intentar influir en su redactado final y que estaría en línea con la pelea que libra en paralelo la banca.
Avisa de que la relación mayor capital-versus crédito caro es directa en Europa porque la banca es el principal financiador, algo que no ocurre en países como Estados Unidos o Reino Unido donde el recurso a fuentes alternativas como los mercados es muy superior. Pero además, advierten de que el sistema de gestión de riesgos de la banca española penaliza frente al de, por ejemplo, la francesa o de Países Bajos.
La razón radica en los modelos de medición de riesgo que usan las entidades. Hay un sistema o modelo estándar que fija mínimos regulatorios de capital para todas las entidades, pero los bancos más sofisticados pueden construir la hucha en función de sus propias experiencias de impagos si el supervisor les valida esos modelos internos.
La normativa impone un capital ‘suelo’ en los sistemas internos para garantizarse cierta cobertura. Pues bien, Basilea IV establece nuevos recargos en determinados supuestos y permite aliviarse la penalización a entidades con ‘modelos internos’, algo que no prolifera en la banca española y sí en otros países.
Un ejemplo son los derivados cuyo recargo subió un 40% para el ‘modelos estándar’ cuando entró en vigor esa parte de la regulación en julio pasado. Las empresas temen que encarezca el precio de las coberturas en ese 40% para las empresas que no tengan la posibilidad de contratar los derivados con bancos como los británicos o estadounidenses que o bien usan ‘modelos internos’ o sus reguladores han decidido eximir del recargo a su banca.
La situación vuelve a reproducirse con la financiación para empresas sin rating externo y preocupa, incluso más, por el perjuicio para pymes. La CEOE ha pedido a Bruselas mitigar este efecto subrayando el trato asimétrico que se da con otros países donde ni siquiera se usan esas calificaciones de solvencia a la hora de conceder financiación.
No es baladí porque, según datos del sector, un banco que opere con modelos internos podría ofrecer precios un 35% inferiores a las empresas con rating. Su margen se dispararía si, como en las pymes, se carece de ellos.
Otro producto donde urgen cambios es en los avales, ya que la propuesta normativa elevaría el recargo de capital desde el 20 al 50% por el mismo sistema y son productos de obligada contratación en sectores como infraestructuras o energías porque los requieren en determinados proyectos o licitaciones.
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de Contreras E. del diario el Economista (2022, abril 14) “Basilea IV colma el vaso de las empresas al encarecer el crédito”. p.https://www.eleconomista.es/empresas-finanzas/noticias/11717995/04/22/Basilea-IV-colma-el-vaso-de-las-empresas-al-encarecer-el-credito.html